¿Qué es el shale gas?
El gas shale es un tipo no convencional de gas natural. Se encuentra ubicado entre las rocas sedimentarias de grano fino que hay presentes bajo la corteza terrestre y se extrae de zonas de gran profundidad en las que abundan rocas como las argilitas, las lutitas, los esquistos y las pizarras bituminosas. Por ello también es conocido en todo el mundo con el nombre de gas de lutita, gas de esquisto o gas pizarra. Aunque es un hidrocarburo gaseoso no convencional, posee las mismas cualidades que el gas natural y sus aplicaciones en el mercado son exactamente iguales.
¿Cómo se extrae el Gas Shale del interior de la Tierra?
La extracción del gas shale es algo más compleja y costosa que la del gas natural convencional. Este hidrocarburo gaseoso se encuentra atrapado entre capas de rocas de baja permeabilidad y para extraerlo es necesario aumentar la permeabilidad de dichas capas. Para ello se recurre a una novedosa técnica que consiste en agrietar las rocas hidráulicamente. Un proceso en el que se perforan numerosos pozos en el terreno a explotar y se inyectan a través de ellos agua, arena (propelentes) y sustancias especiales de gran viscosidad para provocar la formación de fracturas en las rocas y aumentar así su permeabilidad. La presión con la que se introducen estos materiales suele provocar roturas en los planos rocosos de hasta 500 metros y son necesarios inyectar más de 9.000 metros cúbicos de estas sustancias en cada pozo abierto. Al finalizar el procedimiento la mayoría de los fluidos empleados son reconducidos mediante bombeo a la superficie.
¿En qué zonas de América se encuentran las mayores reservas?
Estados Unidos se ha convertido en uno de los mayores productores de gas shale del mundo. Cada año se perforan en tierras estadounidenses casi 3,000 pozos nuevos para extraer este recurso energético. Los estados de Texas, Ohio, Virginia, Pensilvania y Nueva York concentran las explotaciones más importantes de shale gas de todo el país.
En México también se han descubierto reservas de este gas en los estados de Coahuila, Guerrero y Veracruz. La Secretaría de Energía ha firmado un convenio con la Compañía Mexicana de Exploraciones para que se encargue de buscar las principales fuentes de este gas y se ha comprometido a destinar más de 200 millones de dólares para poner en marcha el proyecto. Esta empresa de rastreo ya ha señalado algunas zonas en el municipio de Guerrero que podrían tener gas en el subsuelo y que actualmente están ocupadas por ranchos o predios que se destinan a la caza.
Pero no todo el shale gas se concentra en el norte de América, en otros lugares del planeta como Brasil, Argentina, Australia, Sudáfrica, Noruega o Polonia también existen yacimientos importantes de este gas no convencional.
¿En qué se puede emplear el shale gas?
Como se ha mencionado anteriormente, el gas shale posee las mismas características y utilidades que el gas natural convencional. La mayoría del gas de esquisto se emplea para elaborar combustibles, generar energía eléctrica y para uso industrial y doméstico.
Aunque este hidrocarburo se puede utilizar en infinidad de procesos, cada país debería de centrarse en darle el uso que mejor se adecue a sus necesidades. En este sentido, el muchos creen que el shale gas extraído en tierras mexicanas debería ir a parar a las empresas petroquímicas que se encargan de la fabricación de plásticos. México es un país en el que la industria del plástico está en pleno crecimiento y en el que invertir en la creación de productos de polietileno como tuberías, empaques, películas o tinacos puede reportar grandes beneficios.
¿Cómo afecta a la economía la explotación del shale gas?
Desde 1998 el gas shale es el elemento que mayor crecimiento reporta a la energía primaria total de los Estados Unidos. En la actualidad es una de las principales fuentes energéticas del país y cada vez gana más adeptos a nivel mundial.
La explotación del gas de esquisto se ha convertido en la alternativa perfecta a los casi inexistentes yacimientos convencionales que quedan en E.E.U.U. y ha provocado la subida de las reservas de gas en un 40% en tan solo cuatro años. Los estadounidenses se han especializado en la obtención de este gas no convencional, han logrado reducir los costos de extracción al máximo y han conseguido acumular reservas para abastecerse durante los próximos 100 años. Todo esto ha beneficiado a la economía del país, que ya no necesita traer gas natural desde otros puntos del planeta.
Una auténtica revolución industrial que abaratará el costo del gas, permitirá a Estados Unidos competir con otros productores de Medio Oriente y Asia a mediano y largo plazo. Se espera que éste país se vuelva una super potencia en la fabricación de plásticos elaborados a partir de este tipo de gas y se elimine total o parcialmente la dependencia que tiene actualmente del petróleo de otros países.
Para México, queda la eterna interrogante si podrá invertir en el proceso de extracción de este gas y transformarlo en productos de valor agregado para no quedar rezagado respecto a sus vecinos del norte y probablemente el resto del mundo.
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