El cubrebocas o tapabocas es un utensilio esencial para evitar la contaminación microbiológica emitida por la boca y la nariz. Pese a que las gotas de saliva que emitimos al hablar o toser son imperceptibles a simple vista, un milímetro de saliva puede contener más de 100 millones de bacterias. Por ello, su principal función es impedir el contacto de estas cuando se manipulan alimentos u otros productos que puedan verse contaminados. Asimismo, ejercen una barrera contra los estornudos o tos y son una garantía higiénica de los productos manipulados. Normalmente, las fibras de este tipo de cubrebocas tienen un espacio entre 0,1 y 0,2 micrones por lo que evitan la filtración bacteriana. Hay de muchos tipos pero los que encontramos frecuentemente en las industrias son fabricados en tela no-tejida de polipropileno.
Recomendaciones Generales para el uso de Cubrebocas
Es necesario conocer ciertas particularidades en cuanto a su utilización. En primer lugar, hay que saber que es de carácter personal y que no debe compartirse con nadie. Por otro lado, debe almacenarse en lugares que garanticen su perfecta esterilización. Antes de utilizarlo, es imprescindible lavarse las manos de manera exhaustiva. Conviene utilizar jabones o compuestos higienizantes fabricados a base de alcohol.
Uso Adecuado del Cubrebocas
También es necesario comprobar su correcta colocación. Se introduce por la cabeza, sin tirar demasiado de las gomas elásticas, colocándoles detrás de las orejas. Si tiene tiras que se atan en la parte de atrás, primero hay que colocar las tiras superiores en la parte superior de la cabeza y atarlas. A continuación, las tiras inferiores deben atarse en la parte del cuello debajo de las orejas. De cualquier manera, hay que observar la precaución de no tocar con las manos la parte interna que está en contacto con la nariz y la boca. Además, éstas partes de la cara deben quedar totalmente cubiertas. Para comer o beber, hay que retirarlo. Su utilización no debe extenderse más de un día. Incluso, algunos expertos consideran que es conveniente cambiarlo cada cinco horas.
Si el cubrebocas se humedece o se percibe que está roto, desgastado, no está completamente lisa la tela o tiene algún agujero será necesario quitarlo, reemplazarlo por uno nuevo y destruir el que se ha utilizado. Se recomienda utilizar tijeras para cortarlos en pedazos y cerrarlo en una bolsa de plástico. Después es necesario desinfectar las tijeras y lavarse siempre las manos. Jamás deben arrojarse a la calle o a un sitio público.
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