Está científicamente demostrado que el ruido excesivo soportado durante un tiempo determinado tiene una influencia negativa sobre el sistema nervioso y puede ocasionar una pérdida de audición irreversible.
En los ambientes industriales hay varias fuentes que producen ruido: vibraciones de las máquinas, impactos, movimientos de fluidos, compresores, motores y muchos más. Todo este conjunto de sonidos indeseables, el denominado ruido, ha de mantenerse por debajo de los niveles que determina la legislación vigente.
Para tratar de controlar lo que se denomina contaminación acústica se pueden tomas medidas orientadas hacia la disminución o amortiguación del ruido emitido y se pueden proteger los órganos auditivos con los protectores adecuados.
¿Cuándo se necesita Protección Auditiva?
Desde un punto de vista cualitativo se puede establecer que un ruido está superando los niveles admitidos cuando provoca dolor o zumbidos en los oídos o cuando es preciso gritar para poder comunicarse. Desde un punto de vista cuantitativo, el ruido se puede medir, siendo la unidad de medida el decibelio. El nivel de exposición permitido depende no solo de la intensidad del ruido, del número de decibeles, sino también del tiempo de exposición. Como regla general se establece que una exposición superior a los ochenta y cinco decibeles durante un tiempo prolongado es peligrosa para la salud. Hay que tener en cuenta que la escala de medida del sonido es logarítmica, por lo que una variación de una simple unidad, ya es muy significativa.
Solución a los Ambientes muy Ruidosos
Por todo ello, en las empresas se han de tomar todas las medidas necesarias de protección auditiva para minimizar los ruidos, utilizando pantallas acústica, amortiguadores de sonido o habitáculos para la colocación de máquinas muy ruidosas. En otras palabras lo ideal es aislar la fuente del ruido.
En todo caso, en situaciones en las que la emisión no se puede llevar a niveles por debajo de los recomendables, los trabajadores deben tomar medidas de protección auditiva. Dentro de estas se distinguen dos tipos: el uso de tapones acústicos y el de orejeras.
Los tapones acústicos se introducen en el canal auditivo y actúan como una pantalla que absorbe en unos quince a treinta decibeles el nivel de ruido que llega al tímpano. Un efecto similar producen las orejeras que se colocan tapando toda la oreja. En algunos casos, cuando los ruidos son muy elevados, se pueden utilizar simultáneamente los dos tipos de protectores, consiguiendo una amortiguación adicional de similar valor.
En cualquier caso, lo más importante es concienciar a empresarios y trabajadores de la importancia de la protección auditiva. La prevención adecuada reducirá las bajas laborales y las lesiones irreversibles. Recuerda que proteger la salud y seguridad de tus trabajadores no es un gasto, es una inversión.
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